Green zone: Distrito protegido (The Green Zone, 2010) de Paul Greengrass
Y Bourne se fue a la guerra, así podríamos empezar a hablar del film que nos ocupa, una crítica post-Bush a lo que fue y es la guerra de Irak y la búsqueda de armas de destrucción masiva. Básicamente, Paul Greengrass nos cuenta en clave de thriller político de entramado y tejemaneje gubernamental, la lucha de un soldado estadounidense, Roy Miller (un muy correcto Matt Damon, que parece haber nacido para interpretar papeles de héroe anónimo con cara de madelman), que es enviado a Irak a buscar las tan traídas y llevadas armas de destrucción masiva, que descubre como todo lo que hace con su escuadrón no sirve para nada y, además, que hay poderes e intereses creados mucho mayores de lo que él pueda importar y comprender.
La película transcurre por los derroteros de la espectacularidad (la escena final de la persecución con helicóptero norteamericano no muy bien parado), la “trepidancia” (ese montaje y esa cámara al hombro, que tanto le gustan al señor Greengrass y que a veces termina por levantar dolor de cabeza), la intensidad narrativa (ver los cara a cara entre Damon y el malo de la función Greg Kinnear, aquí en su primer papel de malo en el cine) y todo aderezado por una estética y fotografía que recuerda muy mucho al videojuego Call of Duty: Modern Warfare 1 y 2, cualquiera que lo haya jugado reconocerá las imágenes de guerra, persecuciones espectaculares, movimientos de cámara, inmersión en la acción y violencia de guerra.
Finalmente, destacar que todas las interpretaciones, tanto las protagonistas de Matt Damon, como las secundarias del mandamás de la CIA Brendan Gleeson (el amigo pelirrojo de William Wallace en Braveheart y Ojo Loco Moody de la saga Harry Potter), el malo malísimo del Pentágono Greg Kinnear (el hermano Pegado a Ti de la película de los Farrelli, también con Damon), el soldado de las Fuerzas Especiales Jason Isaacs (actor que reconoceréis como Lucius Malfoy de la saga Harry Potter o el malo de El Patriota) y la periodista conocedora de todo el secreto escondrijo Amy Ryan (nominada al Oscar a la Mejor Actriz Secundaria por Adiós, Pequeña Adiós) rayan a una gran altura, dotando a la película de una gran calidad. Su director realiza un trabajo eficiente y contundente tras las cámaras, aunque a veces se pierda en su afán por mover demasiado la cámara, técnica que ha creado escuela después de sus intervenciones en El Mito de Bourne y El Ultimátum de Bourne, pero que no siempre es adecuado utilizar en demasía porque puede llegar a cansar al espectador. Película muy recomendable, espectacular, entretenidísima, interesante en su planteamiento, con buenas interpretaciones y realización, una buena opción para disfrutar de una película de acción con contenido.
Íñigo
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